Las bebidas alcohólicas se han consumido durante miles de años, siendo de interés en ocasiones sociales, personales y religiosas. Además, se han debatido durante mucho tiempo por presentar beneficios cardioprotectores. La paradoja francesa es una observación de una baja prevalencia de cardiopatía isquémica, con altas ingestas de grasas saturadas, un fenómeno acreditado para el consumo de vino tinto. Aunque muchas investigaciones epidemiológicas han respaldado esta opinión, otros lo han atribuido a la cerveza o las bebidas espirituosas, y muchos sugieren que el tipo de bebida no es importante. Aunque el consumo excesivo de bebidas alcohólicas se considera perjudicial para la salud cardiovascular, existe un debate sobre si la ingesta de leve a moderada es cardioprotectora. Aunque existe un amplio apoyo epidemiológico para este patrón de consumo de alcohol, no se ha llegado a un consenso. Sobre la base del trabajo publicado, describimos la composición del vino y los efectos de los polifenoles constituyentes en las enfermedades cardiovasculares crónicas.
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