El consumo en la adolescencia de metilendioxipirovalerona (MDPV) -un potente psicoestimulante conocido popularmente como droga caníbal—puede aumentar la vulnerabilidad a la adicción a la cocaína en la edad adulta, según un estudio elaborado con animales de laboratorio y dirigido por Elena Escubedo, del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona, y Olga Valverde, jefa del Grupo de Investigación en Neurobiología del Comportamiento de la Universidad Pompeu Fabra (UPF).
La 3,4-Methylenedioxypyrovalerone (MDPV) es una catinona sintética con poderosos efectos psicoestimulantes. Inhibe selectivamente el transportador de dopamina (DAT) y es de 10 a 50 veces más potente como bloqueador de DAT que la cocaína, lo que sugiere un alto grado de abuso.
En el estudio se observó que los animales tratados en la adolescencia con MDPV presentan en un futuro alteraciones en la conducta de refuerzo respecto a la cocaína, mucho más elevados en comparación con el grupo de control.
Actualmente, la adicción a la cocaína es un gran problema social, económico y sanitario en muchos países del mundo. Por eso, es necesario prever cualquier factor que potencie los efectos del consumo de este alcaloide.
Las drogas de diseño son una nueva generación de sustancias de consumo adictivo que se han popularizado sobre todo entre jóvenes y adolescentes. La MDPV es un derivado anfetamínico que se ha extendido como sustancia de abuso y que tiene efectos psicoestimulantes superiores incluso a los de la cocaína. No obstante, todavía no hay bibliografía científica sobre los efectos en humanos de esta droga sintética, que inhibe la recaptación de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina.  
 
La hipótesis de partida de los expertos tenía como referencia la similitud de los mecanismos de acción de la MDPV y la cocaína, y los efectos prácticamente permanentes que generan estas sustancias en determinadas áreas cerebrales —sobre todo, en el núcleo accumbens— y en los patrones de respuesta ante estímulos determinados.
En el marco de la investigación, se suministró MDPV a ratones adolescentes durante siete días. Tres semanas después de retirarles la sustancia, siendo ya adultos, se valoró su sensibilidad a la cocaína mediante distintos protocolos experimentales. En paralelo, también se analizaron los cambios producidos en determinadas proteínas asociadas al proceso adictivo.
“Constatamos que los animales tratados en la adolescencia con MDPV presentan después unos parámetros de conducta de refuerzo respecto a la cocaína mucho más elevados en comparación con el grupo de control”, explica Escubedo, también miembro del Grupo de Investigación en Neuropsicofarmacología de los Derivados Anfetamínicos de la UB.

Molécula clave en la adicción

Estos cambios de comportamiento van asociados con alteraciones de la expresión de factores directamente relacionados con la adicción. “Por ejemplo, el nivel del factor DeltaFosB es más de tres veces superior al nivel normal y se mantiene elevado durante las tres semanas de retirada de la sustancias adictivas”, añade Escubedo.
DeltaFosB, en concreto, es un factor de transcripción implicado en la plasticidad neuronal que se expresa en cuadros de adicción. “Como este factor se considera un interruptor molecular de la adicción a la cocaína, consideramos que esta es la molécula clave que explica buena parte de este fenómeno”, destaca la experta.
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