El cannabidiol (CBD), una molécula extraída de la planta de cannabis probada como tratamiento para la epilepsia difícil de tratar, ha mostrado resultados prometedores. Tomar aceite de cannabidiol reduce las convulsiones a la mitad en algunas personas que sufren el síndrome de Dravet o de Lennox-Gastaut.
Históricamente, el cannabis fue utilizado tanto de forma recreativa como con fines medicinales. Pero, en la década del 60 y 70 la droga se estigmatizó y el interés por el estudio de sus propiedades terapéuticas disminuyó.
Pero, en los últimos años, el interés renació y comenzaron a hacerse nuevas pruebas de medicamentos a base de cannabis para tratar la epilepsia severa.
Dos componentes de cannabis son de particular interés para los investigadores – THC, que es la principal sustancia psicoactiva y cannabidiol (CBD), la principal sustancia no psicoactiva.
A pesar de que muchos medicamentos se han desarrollado en los últimos 100 años para la epilepsia, sólo disminuyen las crisis en el 70 % de los pacientes. 
La situación es particularmente sombría para las personas con epilepsia refractaria (como el síndrome de Dravet o el síndrome de Lennox-Gastaut) que comienzan en la infancia e implican múltiples crisis al día, con el deterioro cognitivo, retraso en el desarrollo y alteraciones del comportamiento.
Hay casos, como el de Charlotte Figi, que demuestran mejorías en aquellos niños con formas grave de epilepsia infantil. Ningún tratamiento parecía estar funcionando para esta niña, por lo que sus padres comenzaron a darle un aceite con bajo THC y CBD en altas concentraciones.
Al poco tiempo, sus ataques pasaron de alrededor de 300 por semana a dos o tres por mes.

Los nuevos resultados prometedores

El estudio más reciente sobre el tema se presentó en la 69° Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología, que se llevó a cabo en Boston.
La investigación evaluó los beneficios de cannabidiol en 225 personas con una edad promedio de 16 años, que sufrían de síndrome de Lennox-Gastaut. El estudio aleatorio, doble ciego, controlado con placebo duró 14 semanas y probó si un aceite de cannabidiol redujo el número de un tipo específico de convulsiones, conocidos como ‘convulsiones Drop’, en comparación con un placebo.
Los participantes tenían un promedio de 85 ataques mensuales y previamente habían intentado una media de seis medicamentos para la epilepsia. Durante el estudio, estaban tomando un promedio de tres fármacos.
A un grupo se les suministró una dosis diaria mayor de 20 mg /kg, a otros una dosis menor de 10 mg /kg y a un tercer grupo placebo, como un complemento a su tratamiento.
Los científicos informaron que los que tomaron la dosis más alta tuvieron una reducción del 42% en sus convulsiones.
El grupo que tomó la dosis más baja redujo sus episodios en un 37%, mientras que los participantes que tomaron el placebo tuvieron una reducción del 17 %.
También se evaluaron los efectos secundarios: los presentaron el 94% de los participantes que recibieron la dosis más alta de aceite de CDB, el 84 % de los que tomaron la dosis más baja y el 72% de los que tomaron placebo.
Sin embargo, los efectos secundarios fueron moderados: los dos más comunes fueron disminución del apetito y somnolencia.

¿Solución mágica?

Aunque estos resultados son alentadores, es importante tener en cuenta que el cannabidiol no hace “magia».
«El Síndrome de Lennox-Gastaut es una antigua denominación para los niños con epilepsia severa, con varios tipos de convulsiones. Las personas con esta condición son un grupo muy heterogéneo, por lo que es difícil encontrar un tratamiento que se ajuste a todos –aseguró Ley Sander, profesor de neurología de la Universidad College de Londres-. El estudio además duró 14 semanas, lo que no suficiente para evaluar el efecto del fármaco desde un punto de vista clínico».

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