Si bien la FDA (Food & Drugs Administration) informa sobre el uso seguro de pigmentos a base de dióxido de titanio utilizados en alimentos y establece que se puede usar con seguridad en los cosméticos, dentífricos y protectores solares a nanoescala, a nivel laboral los riesgos pueden ser mayores. El Comité de Evaluación de Riesgos de la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) concluyó que las pruebas científicas disponibles cumplen los criterios del Reglamento CLP (de clasificación, etiquetado y envasado) para clasificar el dióxido de titanio como sustancia sospechosa de causar cáncer a través de la vía de inhalación. El Comité evaluó el potencial carcinogénico del dióxido de titanio y habiendo considerado los datos científicos disponibles, llegó a la conclusión de que cumple los criterios para ser clasificado como sospechoso de causar cáncer (categoría 2, a través de la vía de inhalación).
El Comité también llegó a la conclusión de que no había pruebas suficientes para clasificar el dióxido de titanio en la categoría más grave de carcinogenicidad (categoría 1B) tal como se había propuesto inicialmente el autor del expediente, Francia. Esta categoría más severa se refiere a una sustancia que se presume que causa cáncer. El dictamen se adoptará formalmente más tarde mediante procedimiento escrito o en la reunión de septiembre.
Después de la adopción, el dictamen pasará por un control editorial normal antes de ser enviado a la Comisión Europea para la toma de decisiones finales. El dictamen también estará disponible en el sitio web de la ECHA al mismo tiempo.
El Comité discutió por primera vez el dióxido de titanio en su reunión de marzo de 2017, proporcionando un dictamen científico independiente sobre la clasificación de los peligros de las sustancias. La clasificación se basa únicamente en las propiedades peligrosas de la sustancia. No tiene en cuenta la probabilidad de exposición a la sustancia y, por lo tanto, no aborda los riesgos de exposición.
El dióxido de titanio puro es un polvo fino y blanco que proporciona un pigmento blanco y brillante. El dióxido de titanio se ha utilizado durante siglos en una gama de productos industriales y de consumo, lo que incluye pinturas, revestimientos, adhesivos, papel, plásticos y caucho, tintas de impresión, telas y tejidos recubiertos, así como cerámicas, revestimientos de suelos, materiales para techos, cosméticos, pasta de dientes, jabones, agentes para el tratamiento de agua, productos farmacéuticos, colorantes alimentarios, productos para el automóvil, protectores solares y catalizadores.
En 2015, se fabricaron en todo el mundo casi 8,7 millones de toneladas de dióxido de titanio puro. Más de dos tercios de la misma fueron procesados a pigmentos. Para otros productos finales, tales como titanio técnicamente puro, conductores eléctricos e intermediarios químicos, se utilizó aproximadamente el 11%. Alrededor del 28% se utilizó para refinamiento adicional a rutilo sintético y escoria de titanio.
Fuentes: ECHA, inpralatina y chemical safetyfacts