En esta obra Schiele tira, con su mano derecha, de su párpado derecho y de la comisura de los labios hacia abajo, arqueando a la vez las cejas. La cabeza se inclina, apartándose de la mano; dos ojos distintos -uno de ellos mostrando claramente la conjuntiva palpebral enrojecida-, dos orejas separadas desigualmente, dos hombros a una altura diferente y dos mitades distintas del cuerpo. En este autorretrato todo se ha desviado del eje central y no es más que un reflejo del estado de deterioro mental del pintor, Egon Schiele.
Egon Schiele (1890-1918) es uno de los artistas más representativos del expresionismo austriaco, a pesar de su corta vida. Hijo de un empleado de ferrocarril, nació en Tulln, Austria, el 12 de junio de 1890. A los 14 años su padre murió a consecuencia de la sífilis que padecía, tras padecer sus últimos años constantes delirios. Egon no sólo tuvo que ser testigo de esta locura, sino que hubo de esconderla ante la sociedad y padecerla al lado de su padre. El pintor nunca se repuso. A partir de entonces, convirtió las visitas a la tumba de su padre en su lugar preferido para dibujar y pensar. La obsesión por la muerte se hace patente en el conjunto de su obra plástica. El pintor realizó su primer autorretrato pocas semanas después de la muerte de su padre; desde ese día hasta el final de su vida, el autorretrato fue ininterrumpidamente su tema central, en donde, obsesivamente, refleja los demonios internos que le acosaban, la soledad, la angustia, y la muerte. Se trata del pintor que mayores distorsiones ejecuta en el retrato de su imagen frente al espejo. Al igual que van Good y Munch, Schiele convirtió el autorretrato en uno de los temas centrales de su carrera.
Comenzó sus estudios artísticos en 1906 en la Academia de Bellas Artes de Viena, y la abandonó en 1909 para formar junto a otros jóvenes pintores, el Neukunstgruppe.
Durante estos primeros años, Schiele se sintió muy atraído por las corrientes modernistas, especialmente por la obra de Gustav Klimt, al que había conocido en 1907, y a quien consideraba su padre artístico y espiritual. Klimt no sólo lo invitó en repetidas ocasiones a participar junto a él en varios trabajos, sino que también se encargó de protegerlo ayudándole a encontrar compradores para sus obras.
Presentó su obra al público vienés en la exposición Internationale Kunstschau de 1909, donde entró en contacto con sus primeros y más importantes patronos, como el crítico Arthur Roessler, que se convertiría además en protagonista de sus retratos. A comienzos de la década de 1910, Schiele comenzó a estrechar contactos fuera de Austria, participando en diversas exposiciones. Gracias al reconocimiento de su obra, su mala situación económica fue poco a poco mejorando. Por otro lado, su matrimonio en 1915 con Edith Harms lo dotó de una nueva estabilidad y otorgó a su pintura un tono algo más optimista, a pesar de que a los pocos días de su boda fue llamado a filas debido al estallido de la Primera Guerra Mundial (no obstante, por pertenecer a lo que se consideraba la élite intelectual, no fue enviado al frente, permaneciendo en la retaguardia). En 1918 participó con éxito en diferentes exposiciones en Viena, Zúrich, Praga y Dresde. Desgraciadamente, en otoño de 1918, durante la epidemia de gripe que asoló Viena, sería una de sus víctimas. Tenía tan sólo veintiocho años de edad.
Fuente: Prevención integral 
 
 

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