«Los analgésicos aumentan el riesgo de ataque al corazón hasta un 50%». Este fue la frase que eligió el Daily Mail para titular una nota sobre un estudio publicado en la revista European Heart Journal, en la que en ningún momento se mencionaba dicho porcentaje.
La afirmación seguramente haya preocupado y alarmado a cientos de personas que toman un Ibuprofeno cuando tienen dolor de cabeza o alguna contractura. Pero, ¿qué significa ese porcentaje? ¿Deberíamos dejar de tomar estos medicamentos?
Si bien es cierto que todo medicamento debe ser suministrado bajo control y supervisión de un médico, hay que tener en cuenta que estas estadísticas es que hablan de epidemiología, por lo que estas cifras hacen referencia a la incidencia de la enfermedad en una población.
En una nota publicada en El Confidencial, se explica cuál es la “trampa” de estos números: “Mostremos ese terrorífico 50% de otra forma. Supongamos que, de cada 100 personas sanas mayores de 60 años, lo ‘normal’ es que una sufra un ataque al corazón. Según otro estudio, de cada 100 personas que tomen diclofenac (un antiinflamatorio no esteroideo como el ibuprofeno), 1,5 sufriría un ataque. Conviene recordar que esto es estadística y que los epidemiólogos rara vez cortan a alguien por la mitad”, escribe Sergio Ferrer, autor del artículo.
Conclusión: hay dos maneras de expresar ese incremento. Se puede decir que el riesgo es un 50% superior o que el riesgo adicional es del 0,5% (ya que pasa de 1 a 1,5). Significa lo mismo, pero el efecto psicológico es muy distinto.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) apunta al peligro de consumir 2.400 miligramos al día o a los casos de pacientes con problemas cardiovasculares.
“El estudio publicado esta semana toma como medidor estadístico la razón de oportunidades (OR, en inglés) –continúa el artículo-. Esto no es exactamente lo mismo pero, tal y como nos explica por mail la coautora del estudio Kathrine Sondergaard, cuando la enfermedad es muy rara [como sucede con los ataques al corazón] el riesgo relativo y la razón de oportunidades son aproximadamente iguales».
Dicho de otra forma, consumir ibuprofeno aumenta el riesgo relativo un 31% (OR: 1,31), mientras que consumir diclofenac supone un incremento del 50% (OR 1,5). Si miramos el riesgo absoluto, los números pasarían a ser del 0,31% y del 0,5% (asumiendo nuestro ejemplo de 1 ataque cardíaco cada 100 personas).
El riesgo existe
Es importante destacar, sin embargo, que el efecto de los antiinflamatorios no esteroideos sobre el corazón son tan reales como conocidos.
En 2011, una investigación publicada en ‘Circulation’ ya desaconsejaba su uso en pacientes que hubieran sufrido algún ataque previo. Dos años después, otra investigación publicada en la revista ‘British Medical Journal’ también señalaba la relación existente entre los medicamentos ricos en sodio como el ibuprofeno soluble y el paracetamol, y el riesgo de enfermedad cardiovascular (que en este caso aumentaba un 16%).
En 2015, la FDA alertó sobre los antiinflamatorios no esteroideos, de los que excluía a la aspirina. “Los consumidores pueden tomarlos, pero deben ser concientes del aumento del riesgo de padecer un infarto, especialmente en altas dosis”. También aconsejaba no tomar dos o más tipos de medicamentos al mismo tiempo, en contra de la práctica bastante difundida, de combinar paracetamol e ibuprofeno.
«Una tableta de vez en cuando no es un problema, y si no tienes un problema cardíaco probablemente puedas tomarlo durante semanas sin riesgo. El problema es que muchas personas desconocen que tienen problemas cardíacos«, asegura Sondergaard, quien también ve como problemática la falta de controles sobre la venta de estos medicamentos.