En medio de la polémica, el glifosato recibió luz verde por parte de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés), al considerarlo como no cancerígeno. Con esta decisión, la Comisión Europea podrá autorizar su venta en los países miembros.
El ejecutivo de la UE no había conseguido suficiente mayoría en el seno de su comité científico para renovar la licencia de este herbicida patentado por Monsanto, ya que Francia, país que ha tomado medidas muy coercitivas para la venta al público del glifosato, había encabezado la oposición, junto con Malta.
Por el contrario, el gobierno español y la patronal agraria fueron partidarios de que la sustancia no se prohibiera. Otros países, como Alemania, Italia, Portugal, Austria, Luxemburgo, Grecia y Bulgaria, se abstuvieron en la votación que se realizó en junio de 2016.
La opinión favorable de la ECHA se ha tomado tras alcanzarse un consenso dentro del comité de evaluación de riesgos de la institución, una vez analizados diversos informes científicos sobre la incidencia del herbicida en humanos y animales. La medida fue muy criticada por los opositores y movimientos ecologistas, ya que alegan que no se tomaron en cuenta claramente los criterios de la exposición al herbicida.
La ECHA aclaró que el pesticida -conocido también por su marca comercial, Roundup- continúa manteniendo su clasificación de producto tóxico en lo que se refiere al habitat acuático con efectos de larga duración y a su carácter dañino en contacto con los ojos.
La conclusión de los científicos del comité de riesgos de ECHA es que no hay justificación sobre la base de la actual regulación para clasificar al glifosato como carcinógeno o mutágeno o con características de toxicidad reproductiva.
Aquí, la nota de la ECHA sobre el tema, en la que se aporta una amplia bibliografía.