La batalla por el plomo comenzó hace más de 25 años. En 1991, el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (FWS, por sus siglas en inglés) prohibió el uso de ese metal en la fabricación de las municiones que se utilizan para cazar aves acuáticas.
Sin embargo, su uso en las municiones que se usan para la caza de aves terrestres, así como en los deportes de tiro y en la pesca sigue estando muy extendido, de acuerdo con el Centro Nacional para la Salud de la Vida Silvestre.
Durante años, los grupos ambientalistas, científicos, médicos y expertos en salud pública han pedido a la Agencia de Protección Ambiental que, como mínimo, limite el uso de plomo en la fabricación de las balas y municiones para escopetas que se utilizan para la caza o para actividades recreativas.
Los ambientalistas piden seguir el ejemplo de otros productos, que eliminaron casi por completo el plomo de sus compuestos, como la pintura y la gasolina.
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