España es de los pocos países claramente partidarios de continuar con la venta libre de este herbicida
La lucha de la multinacional estadounidense, Monsanto para convencer a las autoridades sanitarias de todo el mundo de que su popular herbicida glifosato, que comercializa bajo la marca ‘Roundup’, es razonablemente inocuo, ha sufrido un serio revés, después de que California decidiera incluir a partir del 7 de julio pasado a esta sustancia química en la lista de productos cancerígenos. California es el lugar con mayor exigencia medioambiental y sanitaria de Estados Unidos y probablemente también del mundo.
La institución californiana que evalúa los peligros ambientales y sanitarios, la Office of Environmental Health Hazard Assessment (OEHHA), había advertido el pasado 28 de marzo que el glifosato sería añadido a la lista de productos químicos que el estado más rico de Estados Unidos considera que causan cáncer, pero dejaba la decisión pendiente de que se resolviera el recurso para bloquear la decisión interpuesto por la multinacional Monsanto. A partir del 7 de julio, los productos que contengan glifosato se venden en California con la etiqueta de advertencia de que es un producto cancerígeno.
Ese recurso ha sido rechazado judicialmente y California ha tomado la medida. No obstante, Monsanto ha declarado que mantiene la batalla legal en un tribunal de apelación contra la calificación de cancerígeno de su producto por considerar que “no se sustenta ni sobre una base científica ni legal”. Los problemas para la multinacional estadounidense, líder mundial de la agroquímica y de la producción e investigación de semillas genéticamente modificadas, comenzaron en serio cuando la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, declarase en el año 2005 que el glifosato era “posiblemente cancerígeno”.
Está por ver ahora la decisión que pueda tomar la Comisión Europea sobre la decisión de renovar o no la licencia de este producto, que debe tomar este verano. El glifosato recibió luz verde en marzo de este año de la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA, por sus siglas en inglés) al considerarlo no cancerígeno, aunque sí tóxico para la vida acuática con efectos de larga duración.
El Ejecutivo de la Unión Europea no obtuvo en su comité científico, en un intento anterior a que la ECHA tomase esta decisión, una mayoría suficiente para renovar la licencia y con la decisión californiana lo tiene complicado políticamente, aunque mantiene la idea de conseguir apoyo suficiente para prolongar 10 años el permiso. Francia, que ha tomado medidas muy coercitivas para la venta al público del glifosato, encabeza la oposición a renovar la licencia. España es de los pocos países claramente partidarios de continuar con la venta libre de este herbicida y en donde el Gobierno cuenta con apoyo tanto de la patronal como de algunos sindicatos agrarios relevantes.
Fuente: Prevención integral