Entre ellos, los ftalatos, el plomo y el mercurio.
Científicos de EE.UU. han escrito un informe sobre productos químicos muy comunes, que ponen en peligro el desarrollo cerebral de los fetos y los niños. Entre ellos, el plomo y el mercurio, pesticidas organofosforados, ftalatos, o retardantes de llama.
En un nuevo informe, decenas de científicos, profesionales de la salud y defensores de la salud de los niños advierten de la creciente evidencia de que muchos productos químicos comunes y ampliamente disponibles ponen en peligro el desarrollo neurológico de los fetos y los niños de todas las edades.
Los productos químicos más preocupantes incluyen el plomo y el mercurio; pesticidas organofosforados utilizados en la agricultura y los jardines de casas; ftalatos, que se utilizan en productos farmacéuticos, plásticos y productos de cuidado personal; retardantes de llama conocidos como polibromodifeniléteres; y los contaminantes del aire producidos por la combustión de madera y combustibles fósiles, explica la profesora de biociencias de la Universidad de Illinois (EE.UU.) Susan Schantz, una de las firmantes de la declaración de consenso, titulada Proyecto Tendr.
Los bifenilos policlorados (PCB), que se usaban como refrigerantes y lubricantes en transformadores y otros equipos eléctricos, también son motivo de preocupación. Los PCB se prohibieron en EE.UU. en 1977, pero pueden persistir en el ambiente durante décadas, explica Schantz.
El informe se publica en la revista Environmental Health Perspectives. El grupo también tiene un sitio web con información sobre cada una de las sustancias químicas preocupantes.
«Estos productos químicos son omnipresentes, no sólo en el aire y el agua, sino también en productos de consumo cotidiano que usamos en nuestros cuerpos y en nuestras casas», dice Schantz en la web de la universidad. «La reducción de la exposición a productos químicos tóxicos se puede conseguir, y se necesita con urgencia para proteger a los niños de hoy y mañana.»
Schantz pertenece al Colegio de Medicina Veterinaria y al Instituto Beckman de Ciencia y Tecnología Avanzada de la Universidad de Illinois.
«El cerebro humano se desarrolla durante un período muy largo de tiempo, a partir de la gestación, y continúa durante la infancia e incluso en la edad adulta temprana», dice Schantz. «Pero la mayor cantidad de crecimiento se produce durante el desarrollo prenatal. Las neuronas se están formando, migrando, madurando y diferenciándose. Y si se interrumpe este proceso, es muy probable que tenga efectos permanentes».
Embarazadas
Algunas de las sustancias químicas analizadas, tales como los ftalatos y los PBDE, son conocidas por interferir con la actividad normal de las hormonas. Por ejemplo, la mayoría de las mujeres embarazadas de EE.UU. darían positivo en exposición a los ftalatos y los PBDE, los cuales alteran la función de la hormona tiroidea.
«La hormona tiroidea está involucrada en casi todos los aspectos del desarrollo del cerebro, desde la formación de las neuronas hasta la división celular, la correcta migración de las células y la mielinización de los axones después de que las células se diferencien», dice Schantz. «Regula muchos de los genes implicados en el desarrollo del sistema nervioso.»
Schantz y sus colegas de Illinois están estudiando a bebés y sus madres para determinar si la exposición prenatal a los ftalatos y otros interruptores endocrinos conduce a cambios en el cerebro o el comportamiento. Esta investigación, junto con estudios paralelos en niños mayores y en animales, es un objetivo principal del Centro de Investigación de Salud Ambiental Infantil de Illinois, que dirige Schantz.
Los ftalatos también interfieren con la actividad de la hormona esteroide. Varios estudios vinculan la exposición a ciertos ftalatos con déficits de atención, un menor coeficiente intelectual y trastornos de conducta en los niños.
«Los ftalatos están en todas partes; están en todos tipo de productos diferentes. Estamos expuestos a ellos todos los días «, dice Schantz.
Regulación
El informe critica las lagunas regulatorias que permiten que los productos químicos se introduzcan en la vida de las personas con poca o ninguna revisión de sus efectos sobre la salud del feto y del niño.
«Respecto a la mayoría de los productos químicos, no tenemos ni idea de lo que están haciéndole al desarrollo neurológico de los niños», dice Schantz. «Simplemente, no han sido estudiados».
«Y si parece que algo es un riesgo, creemos que las autoridades deben estar dispuestas a tomar una decisión sobre que tal o cual producto químico podría ser un agente perjudicial y que hay que detener su producción o limitar su uso», dice. «No deberíamos tener que esperar 10 o 15 años -permitiendo que un sinnúmero de niños estén expuestos a él, mientras tanto- hasta que estemos seguros de que es perjudicial».
El Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., y la Agencia de Protección Ambiental, financian al centro dirigido por Schantz.
Referencia bibliográfica:
Nsedu Obot Witherspoon et al.: Project TENDR: Targeting Environmental Neuro-Developmental Risks The TENDR Consensus Statement. Environmental Health Perspectives (2016). DOI: 10.1289/EHP358.