Alertan sobre el avance de los remedios «truchos» y sus peligros
“Delincuentes vestidos de empresarios, falsas droguerías, jóvenes ambiciosos muertos, dirigentes encarcelados y funcionarios procesados confirman que en Argentina existen mafias de medicamentos», denuncian desde el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos.
Según explica Marcelo Peretta, secretario general Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, los medicamentos «pueden ser falsificados, igual que jeans, zapatillas o perfumes de marca; adulterados, cuando se les agrega o quita componentes o se les cambia rótulos o fechas de vencimiento; o defectuosos, cuando les falta calidad o son robados».
«Hay que terminar con el canal ilegítimo y exigir, además de infraestructura y equipamiento, condiciones éticas al propietario del establecimiento que produce y/o comercializa fármacos. Es indispensable respetar la función del farmacéutico», opinó.
Periódicamente la Administración de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) dispone el retiro de lotes y partidas de medicamentos por estar adulterados o con fallas de calidad.
Remedios de alto costo y baja incidencia para sida, cáncer, hemofilia o trasplante, fueron -y siguen siendo- falsificados y/o adulterados, cambiando número de lote y fecha de vencimiento, denunció Peretta, quien agregó que se revenden productos comprados en licitaciones, se fraguan troqueles e imitan recetas.
«Se sabe que, todas las semanas, bandas bien organizadas vacían una farmacia o roban un camión completo de medicamentos, valuados respectivamente en 400 mil y 900 mil pesos cada uno», ejemplificó.
¿Por dónde circulan los remedios «truchos»?
Según Peretta, las pruebas indican que los medicamentos ilegítimos alimentan el canal conformado por kioscos, supermercados, gimnasios, estaciones de servicio y restaurantes. También se ofrecen por Internet a través de unas 300 páginas y se envían por correo.
«Este canal no existiría sin la complicidad de algunos productores de especialidades medicinales, tentados por ubicar sus productos no solo en las 12.000 farmacias, sino también en unos 60.000 kioscos, 25.000 supermercados, 4.000 estaciones de servicio y 3.000 gimnasios. Tampoco sería posible este circuito paralelo si la industria farmacéutica estuviera un poco menos preocupada por vender sus productos que por la salud de la gente», se quejó el gremialista.
«Mucha gente compra medicamentos en estos ilegítimos lugares. Ponen en riesgo su salud y vida con productos de dudosa calidad, sin recibir a cambio ningún comprobante de compra, sin garantía de resultados, ni posibilidades de reclamar por algún problema de salud que pudiera ocurrir tras usar los productos», alertó.
«Cualquiera es dueño»
Peretta lamentó también que «la figura del Farmacéutico parece decorativa. Solo 15% de las farmacias, 3% de las droguerías y 1% de los laboratorios son propiedad de éstos. Muchos propietarios no respetan la palabra del profesional. Compran y venden sin su autorización, no les pagan dentro de su convenio laboral y los reemplazan ante la menor discrepancia. Pero con sus decisiones lo arrastran a causas penales y sanciones en su matrícula».
«Los empresarios, pequeños, medianos o grandes, tienen el principal interés de la rentabilidad del negocio. El poco respeto a la toxicidad y riesgos de los medicamentos suele evidenciarse en decisiones que anteponen lo comercial a lo sanitario. Descuentos inverosímiles, promociones 2×1 y publicidades engañosas de efectos incomprobables», agregó.
El secretario general del SAFYB finalizó aclarando que «los medicamentos fabricados en Argentina son de calidad, pero deben comercializarse por una vía controlable y hay que encarcelar a quienes los falsifiquen, desvíen o adulteren. El problema con los remedios también está vinculado con la forma en que se recetan, dispensan o toman».