El elemento, que ocurre de forma natural, puede aumentar el riesgo de cánceres y de otros problemas de la salud.
Hasta dos millones de estadounidenses podrían estar bebiendo agua de pozo que contiene unas cantidades potencialmente peligrosas de arsénico, advierte un nuevo estudio del gobierno.
El análisis, realizado por investigadores del Servicio Geológico de EE. UU. (USGS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., midió los niveles de arsénicos en pozos privados a lo largo de Estados Unidos.
Joseph Ayotte, autor del estudio, describió el problema de los pozos privados como «generalizado».
«Definimos ‘arsénico alto’ como [unos niveles de] arsénico que superen los 10 microgramos por litro», dijo. Esto equivale a los estándares que se usan al evaluar los pozos privados, anotó.
Ayotte es hidrólogo supervisor en el USGS y en el Centro de Ciencias del Agua de Nueva Inglaterra.
Según el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS) de EE. UU., el arsénico es un elemento sin olor, sabor ni color. Además de en el agua, es común hallarlo en la comida, el aire y la tierra.
Con frecuencia también se añade a la mezcla de ingredientes de pesticidas, conservantes de madera y tabaco, señalan los expertos del NIEHS.
¿Cuál es el problema? Se sabe que la exposición a unos niveles altos de arsénico aumenta el riesgo de una amplia variedad de cánceres, entre ellos el cáncer de piel, el de pulmón, el de vejiga, el de riñón y el de hígado. También puede poner en peligro al sistema nervioso, a la función respiratoria, a la salud cardiaca y al sistema inmunitario, advierte el NIEHS.
Las mujeres embarazadas son particularmente vulnerables, dado que investigaciones recientes sugieren que incluso la exposición a un nivel bajo podría amenazar la salud de un feto en crecimiento.
La exposición por lo general ocurre a través del consumo de ciertos tipos de alimentos, como el arroz y el pescado, y/o el agua contaminada. En particular, las aguas subterráneas son con frecuencia un depósito de niveles altos de arsénico, lo que es más común en las áreas rurales del suroeste, el oeste medio y el noreste.
Los centros municipales de tratamiento de agua tienen la capacidad de filtrar el arsénico cuando se considera que una fuente de agua está contaminada, según el equipo del estudio. Un ciudadano común no puede eliminarlo hirviendo el agua.
Pero los municipios no monitorizan los pozos privados del país, que en gran parte carecen de regulación de parte de las autoridades federales o estatales. Los pozos privados surten a más o menos 44 millones de estadounidenses, aunque el uso de pozos está distribuido de forma desigual a lo largo del país, encontró el estudio.
Eso significa que los dueños de pozos privados dependen de sí mismos para hacerse conscientes de o en realidad identificar cualquier problema de contaminación con arsénico, apuntaron los investigadores.
La nueva investigación buscaba ilustrar los problemas de los pozos privados e identificar los puntos álgidos del arsénico al revisar una amplia variedad de información geológica sobre las precipitaciones regionales y datos sobre la composición química.
Algunos de los datos se obtuvieron de muestras tomadas en más de 20,000 pozos privados en algún momento entre 1970 y 2013, mientras que otros datos reflejaban información sobre la concentración de arsénico en casi 19,000 pozos privados.
Al final, el equipo concluyó que la mayor cantidad de puntos álgidos (lugares donde los niveles de arsénico en los pozos privados superaban los 10 microgramos por litro) se ubicaban en la región de Nueva Inglaterra, la parte alta del oeste medio, el suroeste, y en la parte sur de Texas.
Los investigadores calcularon que esos pozos probablemente surtan a más de dos millones de residentes, muchos de los cuales probablemente no tienen ni idea de que están expuestos de forma rutinaria a agua contaminada.
Ayote afirmó que «este estudio es un primer paso para comprender cuál es la población potencialmente expuesta a pozos domésticos con un contenido alto de arsénico. Subraya la necesidad de que todos los propietarios de pozos los evalúen y tomen medidas para reducir la exposición, si resulta adecuado».
Los residentes pueden intentar eliminar el arsénico de sus pozos mediante métodos de tratamiento de agua como la ósmosis inversa, la ultrafiltración o el intercambio iónico, señala el NIEHS. El departamento de salud local puede recomendar el mejor procedimiento para un pozo en particular.
Ayotte y sus colaboradores reportaron sus hallazgos en la edición del 18 de octubre de la revista EnvironmentalScience&Technology.
La Sociedad Química Americana (American ChemicalSociety) no quiso realizar un comentario sobre los hallazgos.
Pero Hans Plugge, toxicólogo principal en Verisk 3E, una firma de consultoría con sede en Bethesda, Maryland, expresó poca sorpresa ante los hallazgos.
«Y si yo viviera en una de esas áreas problemáticas, sin duda pensaría en evaluar mi agua», dijo Plugge, que no participó en el estudio.
Pero hay pocas probabilidades de descubrir que un pozo está contaminado con unos niveles altos de arsénico, señaló.
«En el peor de los casos, es una probabilidad de más o menos un 18 por ciento de que sea 10 microgramos por litro o más. Y los autores indican que se trata de un estimado conservador, lo que significa que las probabilidades podrían ser incluso más bajas», apuntó Plugge. «Pero sí, yo la evaluaría. Y si es alto, sin duda hacer algo al respecto es una buena idea».
Fuente HealthDay. Joseph Ayotte, supervisoryhydrologist, U.S. Geological Survey, New EnglandWaterScience Center, Pembroke, N.H.; Hans Plugge, senior toxicologist, Verisk 3E, Bethesda, Md.; Oct. 18, 2017, EnvironmentalScience&Technology.