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cigueñaUn estudio, publicado en la revista Environmental Pollution, reveló que la contaminación por estos piretroides llega hasta huevos de aves silvestres del Parque Natural de Doñana, en España. Aunque estudios anteriores habían demostrado la presencia de estos contaminantes en peces y delfines, es la primera vez que se hallan estos insecticidas en animales terrestres.
Los piretroides son insecticidas de uso muy extendido, desde el ámbito doméstico (antimosquitos, antipiojos, etc.) hasta las aplicaciones veterinarias y agrícolas. Algunos estudios en ratas expuestas a piretroides describen problemas en el sistema endocrino, así como descenso de la fertilidad.
En los seres humanos sus efectos no están claros, aunque se sabe que pueden traer consecuencias neurológicas y carcinógenas. De hecho, la Agencia de Protección Ambiental de los EE UU tiene clasificados algunos (cipermetrina, permetrina y bifentrina) como posibles carcinógenos.
Los científicos analizaron 123 huevos de aves silvestres de 16 especies (halcones, patos o lechuzas, entre otros), todas ellas residentes en Doñana o migratorias que visitan anualmente el parque natural. Los huevos analizados eran malogrados y se recolectaron entre los años 2010 y 2013, durante campañas de anillamiento de juveniles.
El 93% de las muestras presentaban niveles detectables de piretroides, alcanzando hasta los 324 nanogramos por gramo en las muestras más contaminadas. Los niveles son mayores en el caso de aves cuya dieta incluye residuos domésticos o industriales generados por el ser humano, como por ejemplo la gaviota o la cigüeña.
«Dado que este es el primer estudio sobre niveles de piretroides en aves, no podemos determinar si se trata de niveles elevados o no de contaminación. Sin embargo, sí sabemos que los niveles detectados son iguales o superiores a los de otros contaminantes persistentes como los retardantes de llama. Por eso, creemos que los piretroides deberían incluirse en los futuros estudios de contaminación en biota”, indica Ethel Eljarrat, investigadora del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).
Hasta el momento se pensaba que la toxicidad de piretroides en aves era baja gracias a su rápida metabolización. Pero este estudio demuestra que las aves acumulan y transmiten estos contaminantes a sus crías. Además, “no sabemos si las aves están preparadas para metabolizar esos compuestos cuando son crías, por lo que la carga de contaminante transferida al nacer puede conllevar efectos tóxicos aún desconocidos en su organismo”, añade Eljarrat.
Los problemas de Doñana, como apunta este estudio y otros anteriores realizados por el CSIC, no vienen solo de la cantidad de agua que se extrae del acuífero para riego agrícola, sino que también pueden estar provocados por el uso de insecticidas en las explotaciones tradicionales.
En este sentido, “potenciar la agricultura ecológica existente en el entorno, que ya es una de las más potentes del estado, parece una acción ambiental cada vez más necesaria”, apunta Fernando Hiraldo, coautor del estudio e investigador de la Estación Biológica de Doñana del CSIC.
Los insecticidas piretroides no son compuestos persistentes, ya que se degradan al ser expuestos a la luz solar, y en el medio ambiente acaban por desaparecer. Sin embargo, su uso está tan extendido que los focos de contaminación son constantes, y por eso se hallan siempre cantidades variables de ellos en el medio ambiente.
«Al no ser persistentes, no llegan a zonas alejadas de los focos de contaminación. Por eso, el hecho de detectarlos en aves de Doñana indica la existencia de focos de contaminación muy cercanos al parque, como podrían ser los cultivos de fresas y arroz. La presencia de algunos piretroides como la bifentrina, cuyo uso agrario está prohibido, podría señalar polución de origen diferente al uso agrícola, o bien, posibles prácticas agrícolas ilegales”, concluye Eljarrat.

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